Los colores y el Feng Shui

Los colores forman parte de nuestra vida desde que nacemos. Afectan el estado de ánimo, las emociones y hasta las decisiones, algo que tienen muy en cuenta los creativos publicitarios.

Para los orientales, esto está muy claro, forma parte de su cultura milenaria. Para nuestras mentes occidentales, quizá sea algo difícil de entender a primera vista, pero no está de más abrir la mente.

Según el Feng Shui el color nunca es neutral: es usado como terapia, como una herramienta para vivir mejor. Por eso, la manera en que distribuyamos los colores en nuestro hogar pueden ayudarnos a sentirnos más cómodos o, por el contrario, nos pueden oprimir o sofocar.

El Feng Shui, que relaciona los cinco elementos con determinados colores, nos indica por dónde empezar.

Los azules, y grises, relacionados con el agua, van bien para el baño.

Para la cocina, se utilizan los colores asociados con el fuego, desde el rojo al rosa, pasando por el naranja. Aunque si es una cocina que se utiliza mucho, se puede poner algún color relacionado con el agua para compensar.

Para las habitaciones infantiles se recomiendan los colores relacionados a la madera, es decir, la gama que va del verde al turquesa. Estos colores simbolizan el crecimiento, y dan un toque de optimismo. También se puede usar el rosa, vinculado al juego y la infancia.

Los dormitorios son lugares donde se necesita descansar. Se puede utilizar el amarillo claro o el beige, que son cálidos y relajantes. Los colores del metal, como blanco y gris, también sirven, y pueden ponerse además en los lugares que requieren concentración, como un estudio.

Las habitaciones de reunión, como el estar, el living o el comedor, se ven beneficiados con los colores de la tierra: naranjas, tostados, ocres, amarillos.

Por último, es importante considerar que toda la casa quede armónica. El exceso en la utilización de colores puede resultar negativo, algo que nadie quiere para su hogar.